viernes, 22 de octubre de 2010

XI'AN

LUNES 11
Nos despertamos a las 7 de la mañana con la noticia que el tren estaba retrasado. Primera vez en el viaje, con 90 minutos de atraso llegamos a una estación normal, grande como todo aquí pero sin brillos, salvo en el piso que, como en todas está increíblemente limpio.
Salimos y sigue todo funcionando, una señorita bonita con un cartel con nuestro nombre nos estaba esperando. Nos dijo que se llamaba Peny (acá todos se ponen un nombre occidental para tratar con los extranjeros)
Xi´an es una ciudad mediana, 8 palos de chinos. Fue capital del Imperio y es la ciudad universitaria por excelencia de China. Con el atraso del tren se nos complico el plan del día. Pero lo que primero hicimos fue ir a ver a los guerreros de terracota. El cuento es que un emperador bastante obsesivo, para asustar a sus posibles enemigos mando a construir un ejercito completo de figuras de terracota. Ese ejercito tenia los diferentes rangos, además caballos, carrozas, arqueros, infantería. Todos los soldados tenían diferentes facciones, diferentes peinados y largos de cabellos, hasta los detalles de las uñas en las manos y en sus cuerpos trazaron todos los detalles de la ropa, como ser la suela del calzado y los lazos de la ropa. Además para que a la distancia parezcan reales, los pintaron. Cuando el emperador murió, enterraron a todo el ejército, según su deseo, para que lo siga protegiendo. Casualmente un granjero en el año 1976, buscando agua, encontró trozos de los guerreros y venciendo la superstición que produce en este país encontrar rostros humanos, avisó a las autoridades. Los arqueólogos, excavando, encontraron al ejército por un lado y en otro sitio cercano, dos años más tarde, encontraron a los oficiales reunidos como en un concejo de guerra. Deteriorado por los 1300 años de antigüedad y el enojo de aquellos que, luego de hacer la tumba, por bronca contra el emperador, entraron y rompieron los guerreros. Claro, que el fulano estaba finado, Y no pasó nada.
Todo esto esta en su fosa original, rodeada a nivel del suelo por un corredor por donde pasa la gente (que como siempre es mucha), en un gran tinglado de chapa, con paredes y frente de granito, majestuoso como todo acá.
PRIMER TINGLADO DE SOLDADOS EN SU SITIO
En los corredores, en vitrinas exhiben algunos ejemplares para que se puedan ver todos esos detalles de cerca.
DETALLE DE ARQUERO
SOLDADOS Y CABALLOS
 Lo sorprendente de esto es que hay un equipo de especialistas que están trabajando en la reconstrucción (los vimos en sus mesas de trabajo dentro de la fosa) y nos dijeron que armar cada pieza, que es como un rompecabezas, les lleva casi un año. Una vez terminado el muchacho, lo ponen en su sitio original. 


EQUIPO DE RESTAURACION TRABAJANDO



 Esto, sumado a Shanghai nos dice que los chinos piensan en grande, desde la noche de los tiempos, el chiquitaje acá no existe.
Salimos rumbo al templo del Ganso Salvaje, es un templo que se hizo en el siglo 7 AC, en honor al un ganso (bicho no humano) que apareció cundo el emperador recorriendo su imperio de incógnito perdió el rumbo y cuando estaba muerto de sed, el plumífero lo llevó hasta un charco. Un cuento que termino en un templo de 15 pisos que se rajó en un terremoto y 2 siglos después se arregló en otro. Y colorín colorado, el cuento de la pagoda del ganso ha terminado…
Para cerrar la visita fuimos a recorrer la muralla de la ciudad, fue construida el año 1300 y restaurada un par de veces.
FRAGMENTO DE LA MURALLA Y CIUDAD ANTIGUA
Rodea la ciudad vieja y tiene 14 kilómetros de largo y un ancho de unos 10 metros y se usó como defensa en la revolución de Mao. Está almenada y tiene un diseño moderno para su época, con almacenes de armas cada 300 metros y cuatro puertas. La sur por donde entraba el emperador, la abrieron por última vez en una visita oficial de Bill Clinton como presi.
En la muralla alquilan bicicletas, tandem o hay caritos con asientos dobles atrás para pasear, muy pintoresco. Así pasamos después de despedirnos de Penny, otra vez a la estación. Y esta será la última.
Sala se espera con sillones, pero hasta las manos y cuando el olor a vestuario se empezaba a hacer fuerte anunciaron el tren.
Camarote y a esperar que nos tocaba de compañeros de viaje. Otra vez ligamos bien, dos maestras universitarias chinas, una de inglés y la otra de medicina, charla asegurada y así mientras les contábamos de las maravillas de la pampa húmeda y que el Diego es el Diego pero que además hay algo más, nos fuimos a dormir cerrando la etapa de trenes en nuestro regreso a la capital china.